jueves, 29 de septiembre de 2011

Sobrevivir.

— ¿Qué pasa?

— Te odio... — dijo Helle. — Haces conmigo lo que se te antoja, Shane. Y lo peor es que yo soy tan estúpida que siempre te voy a perdonar.

Shane se inclinó sobre Helle hasta tumbarla del todo sobre la cama y quedar él por encima.

— Nunca más vas a tener que perdonarme porque no pienso marcharme nunca más.

— No es tan fácil, Shane.

— No me importa esperar o luchar por ti. He tardado demasiado tiempo en darme cuenta.

— Y yo he esperado demasiado tiempo.

— ¿Entonces?

Shane se hizo a un lado cuando Helle se incorporó. Ambos se quedaron en silencio, sentados en direcciones opuestas con los hombros rozándose levemente.

— ¿Sabes que es lo peor de todo, Shane? — dijo Helle, girándose para mirarle. — Que estoy tan enamorada de ti que me duele y no puedo pensar en nada en este momento que no sea besarte y desnudarte, y dudo que pueda pensar en otra cosa si sigues cerca de mí.

— ¿Quieres que me vaya?

Helle miró a Shane unos segundos que se hicieron eternos.

— Ese es el problema, Shane. Es que no quiero que te vayas. No sé que me duele más, que estés lejos de mí o que estes tan cerca. Y hasta que no lo sepa no sabré que puedo soportar mejor. Ahora nuestro amor consiste en sobrevivir.



Helle & Shane.

El Regreso.

Gloria Martínez Villamandos.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Al vacío.


"Cuando te vi... sentí algo por dentro. Como si cayera, como la caída libre de una atracción."

Me dijeron eso, no hace mucho. No importa quién, ni dónde. Ni siquiera había amor mezclado en el asunto. El caso es que a todos nos gustaría ser la caída libre de una atracción para alguien. Y todos, al menos eso creo, tenemos a alguien que cuando lo vemos nos hace sentir esa sensación, justo en la boca del estómago, de que estamos cayendo, como cuando nos elevamos en una montaña rusa para caer después.
Es curioso como necesitamos sentirnos necesarios para alguien. Parece que si alguien nos necesita, entonces nuestra existencia está justificada. Vivimos, respiramos, sentimos... porque alguien necesita vernos y sentirse así, sin aliento.
No siempre es una buena sensación, realmente, sobre todo cuando esa persona ni siquiera es consciente de ese sentimiento. Cuando no puede verte caer al vacío sin moverte del sitio cada vez que vuestras miradas se cruzan.
Pero cuando es mutuo... es mágico. Porque al mismo tiempo que caéis, os aferráis el uno al otro para sobrevivir, y sobrevivís, porque el amor puede salvarte incluso de eso.
El problema está en que esa sensación desaparezca con el tiempo. Porque, mientras exista para ambos, es como si nos hubiéramos salvado para siempre. Yo sigo sintiéndola, desde luego.
¿La sientes tú?

jueves, 22 de septiembre de 2011

They.

Ahí están. Todos ellos. Los que han compartido conmigo los diez años de carrera, al menos los que han llegado hasta el final. Córdoba durante nueve y Málaga uno, pero el último y puede que el más duro de todos. Han estado a mi lado día tras día, en momentos en los que el cansancio podía más que mi fuerza de seguir adelante. Días en los que ellos estuvieron ahí para prestarme de la suya.
Y ahora los miro y no puedo evitar pensar... ¿Qué va a ser de mi vida sin ellos?
Decididamente, no es un hueco que pueda llenar.

Examen práctico.

Mañana, a las 1 del mediodía, tengo el examen práctico de conducir. Creo que sobra decir que estoy cagada de miedo, si me permitís la osadía, pero en este momento estoy que no soy yo. Me ha pasado siempre, con el ballet por ejemplo. En las actuaciones me vengo arriba, mientras que en el examen, soy un desastre. Así que, bueno, supongo que debo tomarme esto como una actuación. No voy a que un examinador me diga si sé o no sé conducir, voy a enseñarle a ese examinador lo bien que conduzco. Y él, como buen espectador, solo tiene que contemplar... y aplaudir ;).

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Manualidades - Sombrillas de hilo.


Quiero incluir en el blog, aparte de mis vivencias y pensamientos, a lo que dedico mi tiempo. Ahora estoy de vacaciones (¡aún!) y me doy a las manualidades y a la repostería. Así que os voy a ir enseñando las cosas que hago. Lo primero que os enseñaré serán estas sombrillas de hilo que hice ayer en un arrebato de aburrimiento. Saqué la idea de youtube. Necesitas:

- Un corcho de botella.
- Hilo grueso. (Yo lo hice con hilo egipcio aunque el tutorial lo hace con hilo de madeja.)
- 8 cerillas.


La utilidad es nula, pero quedan bonitas en el lapicero y dan un toque de color. La de colores está un poco pocha porque la metí en el bolso y la aplasté ^^U

¡Espero que os gusten!

martes, 20 de septiembre de 2011

Hoy es hoy :)

Como podéis comprobar, le he hecho un lavado de cara al blog. No ha sido mi primera opción, pero el primer cambio era tan lúgubre y tan oscuro que casi me he asustado a mi misma. Me he dado cuenta de que empiezo una nueva vida, una nueva vida más relajada y feliz, espero, que la anterior.
Por eso, he pensado que un toque de color le vendría bien al blog. Voy a empezar este nuevo curso cargada de optimismo y de ilusión, y el primer paso lo he dado hoy. Se acabó sentirse mal con una misma, se acabaron los pensamientos pesimistas y el hundirse en la desesperación.
¡Hoy empiezo una nueva vida! ¿Quién se apunta?

jueves, 15 de septiembre de 2011

Countdown.

Volver a empezar es volver a decir adiós. A decirle adiós. Volver a echar de menos sus besos, su roce y sus ojos. Es lo único que echaré de menos, es lo único que aún me ata aquí. Pero no me desataría de él.
Por nada del mundo.


We only say goodbye with words.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Switzerland



Podía oír el sonido del río en algún lugar a su derecha. Los altos árboles se extendían en todas direcciones hasta donde alcanzaba la vista.
El camino ascendía serpenteante por la marea de árboles e iba desapareciendo tras las lomas para aparecer de nuevo más tarde, casi invisible.
Al salir a un lado por el camino, los árboles se dispersaron hasta dar lugar a un río que bajaba desde lo más alto de la montaña. Descendía turbio y con furia, y desde lo alto de las escarpadas paredes internas del valle glacial, altísimas cascadas aparecían de entre las rocas para acabar estrellándose contra el suelo.

Lo cierto es que la subida al lago Oeschinensee era difícil y trabajosa. Pero de repente, tras la loma verde de hierba, aparecía como un espejo, un remanso de agua tranquilo entre la quietud de las montaña...

Pico Bunderspitz, 2546 m. A lo lejos, el lago Oeschinensee.

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