Antes era fácil. Confiar, quiero decir. Antes era fácil, y supongo que a veces lo sigue siendo, pero no estoy por la labor. Siempre falla alguien, a veces fui yo y casi siempre vosotros, y lo siento si os culpo pero es la pura verdad.
Lo cierto es que fue culpa de Ella. Tantos años de amistad que incluso llegué a tener la absurda idea de que entrarías dentro de ese puñado de cosas que uno quisiera mantener toda la vida. Pero no. A veces te emborrachas, y te encuentro y me lo recuerdas, que fuimos amigas, que fuimos para toda la vida. Y tu te ríes y yo sonrío, sonrío para ocultar que me parece patético que solo me recuerdes en el fondo de la botella.
Fuiste la primera en abandonarme y, después de eso, ya nunca pude volver a confiar en nadie.
No hacen falta enemigos acérrimos, ni amantes tornados en infierno, ni padres sofocantes ni compañeros odiosos.
A veces basta una amiga para que todo tu mundo se venga abajo. Basta una mirada para saber que se acabó.
Te comprendo tan tan bien...
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