— Te odio... — dijo Helle. — Haces conmigo lo que se te antoja, Shane. Y lo peor es que yo soy tan estúpida que siempre te voy a perdonar.
Shane se inclinó sobre Helle hasta tumbarla del todo sobre la cama y quedar él por encima.
— Nunca más vas a tener que perdonarme porque no pienso marcharme nunca más.
— No es tan fácil, Shane.
— No me importa esperar o luchar por ti. He tardado demasiado tiempo en darme cuenta.
— ¿Entonces?
Shane se hizo a un lado cuando Helle se incorporó. Ambos se quedaron en silencio, sentados en direcciones opuestas con los hombros rozándose levemente.
— ¿Sabes que es lo peor de todo, Shane? — dijo Helle, girándose para mirarle. — Que estoy tan enamorada de ti que me duele y no puedo pensar en nada en este momento que no sea besarte y desnudarte, y dudo que pueda pensar en otra cosa si sigues cerca de mí.
— ¿Quieres que me vaya?
Helle miró a Shane unos segundos que se hicieron eternos.— Ese es el problema, Shane. Es que no quiero que te vayas. No sé que me duele más, que estés lejos de mí o que estes tan cerca. Y hasta que no lo sepa no sabré que puedo soportar mejor. Ahora nuestro amor consiste en sobrevivir.
Helle & Shane.
El Regreso.
Gloria Martínez Villamandos.