Déjame mis sueños para mí. Déjame el descanso y las sábanas, llévate el remordimiento y la pena. Deja de atormentarme de esta manera, con esos "Y si..." que dejan sabor amargo. Deja de estar en la ausencia. Llévate ese arrepentimiento disfrazado de cordialidad, esa mirada hermosa dentro de la distancia que me lo recuerda a cada momento. Que no hubo. Que no hay.
Nos lo debemos. Sí, quizás sí. Pero no ahora.
Puede que nunca.
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