Cuando recibí mi matrícula modificada supe que aquello significaba el final. Desde que había vuelto a España en agosto me había sentido rara, con un pie aquí y otro allí, con la extraña sensación de que tenía que volver, que solo había venido para hacer una visita y volver a marcharme. Preparé mis exámenes, los realicé, los aprobé y me matriculé por fin en cuarto de carrera. Pero fue al recibir ese papel cuando me di cuenta de que la experiencia en Italia se había terminado. Al irme había dejado a un lado la universidad, pero ahora que había alcanzado a mis compañeros, que había puesto la cuenta a cero, se había vuelto más real.
Habían sido seis meses, seis meses y tres días de los que estoy hablando a cada momento y saco en cada conversación, a pesar de que en mi mente hay una vocecita insistente que me recuerda que estoy siendo pesada. Mis frases comienzan a menudo con "En Italia..." "En Bolzano..." "En Reusch...". Supongo que tengo que seguir adelante, interiorizar las experiencias que he ido acumulando y seguir. No voy a decir que me he quedado estancada, pero reconozco que a menudo se me hace raro pensar en estos seis meses.
Siento que puse mi vida en pausa, dejándolo todo (aunque en realidad no sea cierto) y yéndome a aquel lugar. Y de repente ¡pluf! se acabó el break, se acabó el sueño, vuelta a la vida anterior, justo donde la había dejado, lista para continuar como si nada hubiera pasado.
Pero pasaron muchas cosas. Cosas que supongo esperaba y otras que nunca hubiera imaginado, que me hicieron comprender cómo soy realmente, cómo reacciono ante las experiencias que alguna vez había imaginado pero a las que nunca me había enfrentado. Así que sí, supongo que es cierto eso de que tienes que irte para encontrarte. A pesar de sonar a axioma trillado de libro de autoayuda, tengo que reconocer humildemente que es totalmente cierto.
Pero no quiero recrearme en estos seis meses, en lo que fue o en lo que pudo haber sido. Debo reflexionar, sacar lo mejor de esta experiencia que se me ha brindado y utilizarlo para seguir adelante con mi vida de la mejor forma posible.
Lo mejor, como siempre, aún está por llegar.