jueves, 10 de marzo de 2011

Ellos


A veces pienso en el día en el que lo perdí todo.

Primero fue el abuelo y luego la libertad de moverme durante los días que aquella contusión contra la pared del pasillo me dejó postrada en la cama, sin otra visita que la de mis dos niños.
Luego fue la abuela, aunque casi me alegré de que no estuviera sola. Aun les echo de menos. A veces, todavía lloro cuando me acuerdo de ellos. En realidad, siempre. Cuando me acuerdo de los cabellos blancos y la sonrisa de él. De los ojos azules y cristalinos de ella. Pero se fueron. Ojalá algún día volvamos a estar juntos. Aún les lloro. Les lloro en este preciso momento, y no creo que deje de hacerlo nunca.
Luego se fueron los amigos. Amigos que pensaba que serían para siempre pero que me abandonaron en el peor de los momentos. Amigos, una palabra usada demasiado a la ligera. Por suerte, hay gente a tu alrededor que te sorprende y te apoya, y con la que estaré eternamente agradecida.
Algunos volvieron a veces. Pero me fallaron tantas veces que ya me quede sin amigos para siempre. Al menos de esos amigos con los que sales, vas al cine, te ríes y sueñas. Amigos con los que llorar.
Y me fui de esa ciudad sin amigos y con dos personas maravillosas de menos.
A veces pienso que nunca jamás volveré a ser la misma. Que he cambiado y me he marchitado por dentro hasta llegar a un punto sin retorno.

A veces pienso en el día en el que lo perdí todo. A todo, menos a ellos. Espero no perderles nunca.
Nunca.

1 comentario:

  1. tu sabes que nunca nos perderas, aunque reconozco que de vez en cuando a mi por lo menos te cuesta pillarme =)

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